Jan
2015
Love to be their mom, but is love enough?
Amo ser mamá, pero es el amor suficiente?
escrito por: Ariana Mendoza Rodriguez
Ustedes se hacen la misma pregunta que yo: estaré criando bien a mis hijos? estaré tomando las decisiones correctas para ellos? Si bien amarlos es un primer paso, ciertamente éste no te dará siempre las respuestas a todas tus dudas. Desde que supe que estaba embarazada tuve muchas preguntas y las mismas ó más surgieron con mi segundo embarazo. Cada etapa trae un nuevo reto, y al paso con el que mis hijos están creciendo (de manera exponencial) no me da ni tiempo de analizar cada logro que siento aveces obtener en el camino, porque una vez que la etapa se cierra, ese mismo instante comienza el siguiente reto.
Tengo que ser sincera, algunas etapas como la de haber despedido a los pañales de mi casa no necesariamente necesitan de mi análisis, es más.. ni sé como lo logramos. Pero como esta hay tantas otras: por ejemplo: la edad del burro, a que edad empieza?.
No desearían no tener que sonar como disco rayado todo el tiempo?
estoy cansada de tener que repetir las cosas, y tener que elevar la voz para lograr ser escuchada.
Ya tuve que lidiar con esas palabras que creo aterran a todo padre: “Me voy a ir de esta casa!!!”
(Si esperábamos escuchar eso en algún momento, a los 18 tal vez, pero no a los 6). Y esta es sólo una las primeras pruebas de que a los padres no siempre se les retribuye el intento de ser “buenos padres” con besos y abrazos, y no, no es siempre fácil.
Así que decidí compartir con ustedes algunos de los consejos que me están sirviendo en este nuevo reto/etapa:
1. Seamos consecuentes, si decimos no es NO.
Si decimos que contamos hasta 3 hazlo y piensa en que pasara si aun así no consigues lo que esperas a cambio al llegar a 3. Los pequeños, por lo menos a partir de los 2 años, empiezan a probar los límites, y no hay duda de lo inteligentes que son (admitámoslo! nos tienen en la palma de la mano).
Si les prometes algo a cambio de una acción o hicieron algún pacto: respétalo; comunícalo en el momento de respetar el pacto para que ambos sean conscientes de las consecuencias, pero recuerda que tampoco es bueno educarlos dándoles siempre algo a cambio.
2. Deja de excusarte. Normalmente los niños tienden a hacer un berrinche o a portarse mal, o ponerse sensibles/llorones cuando están cansados o tienen hambre, o quien sabe por qué se ponen así; y en estos casos, los papas tendemos a darle explicaciones a los presentes sobre ese comportamiento, y prestarles más atención a otros que a los propios hijos, pero no busquemos excusas, esos comportamientos no te calificarán como padre.
En ese momento tus hijos necesitan algo de ti (ya sea tu atención o una reta) y ocupándote de que pensará el resto no los ayudarás ni a ellos ni a ti.
Si son malos comportamientos olvídate de: “lo siento, esta cansado”, “lo siento, acaba de despertar, “lo siento, tiene hambre”, ” lo siento no durmió bien”. Evitemos enseñarles indirectamente a dar excusas para explicar comportamientos inaceptables. En lo que respecta a los demás, que te valga madre lo que piensen en ese momento, si alguno de ellos comparten como tú el título de ser padres, entonces entenderán la situación sin necesidad de ninguna explicación. Finalmente, alguna vez les tocara y se verán obligados a entender.
Enfoca tu energía en averiguar qué es lo que tus hijos quieren y comunícate con ellos. Si toca irte de la fiesta minutos después de llegar, pues ni modo, no será la última.
3. Acéptalo, no puedes controlarlo todo. Y no, tampoco puedes hacer todo tu misma para que salga como lo planeaste.
Antes de ser mamá me preguntaba: “cómo criaré a mis hijos? cómo le hicieron mis papás para que mi hermano y yo salgamos así?”[Ojo que mi premisa fue el considerarme "normal y siempre feliz", y sonrío con agradecimiento a la vida al saber que realmente tuve suerte por haber tenido una niñez maravillosa].
Siendo ahora mamá y viviendo en el extranjero me cuesta mucho saber si estoy tomando buenas decisiones, no creo poder hacer un copy-paste de esa linda niñez que yo llevo en mis recuerdos [correr para asegurar el puesto más alto del árbol del terreno baldío del frente (a mis 7 años el punto de encuentro de los niños del barrio), ó ir a las clases de natación de la mano del abuelo].Con suerte mis hijos ven a sus abuelos una vez al año, y seamos sinceros, hoy en día ya no hay terrenos baldíos ó tantos árboles que podamos trepar a diario.
Ahora al darme cuenta que no podré controlar todo lo que dejará huella en el recuerdo que mis hijos están creando para su propia niñez, pensé: el mundo de puerta para afuera no será el mismo que antes, pero sin duda muy similar al de ese entonces puerta adentro, y de ese sí me encargo yo.
Hace unos días mi hijo me preparo una sorpresa al ver que estaba un poco cansada y triste, me hizo un dibujo de nosotros dos dándonos la mano, con nubes celestes y un arcoíris rodeándonos, al dármelo luego de hacer el juego de “derecha o izquierda mama?”
me dijo:
“te amo”
luego puso en el aparato de música un CD de un mix de canciones en español (uno de los que me gusta tanto escuchar cuando extraño a mi cultura, y a la despreocupación que tenía antes de ser mamá), y mientras lo hacía mirándome un tanto concentrado en lo que tenía planeado, agregó:
“este CD te gusta no?”
Y con ese play y sus sólo 6 años de edad me demostró una vez más que no hay edad para la empatía y para empezar a ser detallista, y con eso me alegro el día y empezó a contestar esa pregunta que siempre me romperá un poco la cabeza: estaré haciendo bien mi rol de mama?
No tengo la respuesta aún, pero esos pequeños detalles de puro amor me demuestran lo grande que puede ser alguien tan pequeño, y que tengo que (al igual que todos compartiendo este reto de ser padres) empezar a dar un poco mas de crédito.